La grasa que comemos y la que tenemos en el cuerpo es necesaria para algunas funciones vitales, como lo es la distribución de las vitaminas A, D, E y K, estos nutrientes se almacenan en el tejido adiposo y en el hígado hasta que es requerido por el cuerpo.
Algo que es muy bueno de la grasa es que es productora de testosterona y esto nos ayuda al crecimiento muscular, que a su vez es quemador de calorías. Lo curioso es que las dietas bajas o muy bajas en grasa en realidad no te ayudan a perder peso porque el cuerpo usará los carbohidratos para convertirlos en grasa.
Estudios realizados en universidades y hospitales de Estados Unidos demostraron que quienes comían una dieta cuyo porcentaje de grasa era del 35% perdieron peso durante dicho estudio (18 meses), sin embargo, quienes redujeron la ingesta de grasa a sólo 20% del total de las calorías, incrementaron su peso en el mismo periodo.
OJO, no todas las grasas son buenas, las que debes evitar a toda costa son las grasas trans, en segundo lugar debes reducir (no eliminar) de tu dieta las grasas saturadas que les encanta acumularse en todas partes, hasta en la espalda.
Pero las grasas que sí debes consumir son las polinsaturadas y las monoinsaturadas que en resumen son las Omega-3 y Omega-6 (polinsaturadas) y los aceites que encuentras en nueces, aceitunas, cacahuates, aceite de olivo y canola (monoinsaturadas).
Estas grasas tienen beneficios como ayudar a proteger al corazón de enfermedades cardiacas, a bajar el colesterol malo y a subir el bueno y lo mejor de todo es que estas grasas monoinsaturadas y polinsaturadas te ayudan a quemar grasa.
Por esta razón es mucho mejor consumir estas grasas que simplemente no consumirlas, recuerda evitar las grasas trans, reducir las saturadas e incrementar las mono y polinsaturadas.
